Fecha 14 del torneo de la C, y Central Córdoba recibe en el recientemente ornamentado Gabino Sosa a Yupanqui siendo esta la primera vez que ambos equipos se enfrentan en el historial del fútbol argentino. El técnico charrúa confirmó la alineación del partido anterior con la única variante de Ramírez en reemplazo de Boggino que fue expulsado contra Puerto Nuevo.
El equipo de Villa Lugano llegó al estadio rosarino ubicado en el último lugar en la tabla, con tan sólo 5 puntos y la friolera de 28 goles en contra. Los datos parecían indicar que el partido de hoy sería un trámite para la escuadra azurra, pero sabido es que en este país se te puede complicar hasta el más sencillo de los trámites y al Charrúa se le complicó porque cuando todo supone que se debe vencer sin problemas al rival de turno suele entrar en juego una presión extra y algo parecido ocurrió en el muy cuidado césped del Gabino.
Desde el inicio sorprendió que quien intentaba controlar el juego mediante pases cortos y juego asociado fuese la visita mientras que el CC recurría, tal vez por exceso de ansías de anotar rápido, al pelotazo. Desgraciadamente los ejecutores de esos pases largos no entraron finos y casi todas las pelotas enviadas así terminaban siendo demasiadas largas para Di Vanni y Echezarreta. Incluso el arquero Villanueva en vez de salir corto para intentar arrancar las jugadas con dominio del balón, ensayaba un pelotazo tan fuerte que viajaba de área a área y la mayoría terminaba en las manos del arquero Ochoa.
Por otro lado el supuesto dominio del Trapero no pasaba de tres cuartos de cancha y solían perder en todos los mano a mano o pelota disputada contra los jugadores rosarino e inmediatamente Central Córdoba se lanzaba al contra ataque que no lograba concretar por el apuro en las decisiones finales que ocasionaba las ansias desmedidas ya mencionadas.
Con el correr de los minutos mientras el arquero rosarino se convertía en un espectador vip, se iban acumulando las jugadas de peligro dentro de área del Yupa:
Triangulan Osella y Di Vanni, il comendatore que pone el pase a la cortada de Tolosa por izquierda y el disparo de éste se va cerca del palo derecho.
Se conectan por derecha Kaial y Pérez y el centro de Lalo parece llegar a los pies de Di Vanni para convertir pero corta justo con la punta del botín el barbado y mejor jugador de la visita Alan Sánchez.
Tiro libre, jugada preparada entre Kaial y Pérez que la baja de cabeza para Di Vanni, media vuelta del Tano pero el disparo e sale al pecho de Ochoa.
Fuerte disparo de Di Vanni desde el borde del área, el arquero se estira bien, mete manotazo salvador y la pelota se va cerca del palo derecho.
Jugada confuso en dónde hay 4 disparos del Charrúa desde el borde del área, la pelota pegaba en los defensores y le quedaba a los jugadores rosarinos, en el último rebote el balón toma efecto hacia atrás y queda Echezarreta sólo con Ochoa, el Vasco que la toca hacia la derecha y cuando parecía gol el arquero logra salvar con el pie.
Di Vanni la pone en cortada por izquierda a Tolosa que gana la posición pese al empujón de Valdez y cuando enfrenta a Ochoa ensaya una emboquillada que parece meterse en el arco, pero llega justo el lungo Paulides para sacarla de cabeza en la línea de gol.
Y las mencionadas fueron las más peligrosas. A los 38 minutos se nos heló el corazón cuando un centro cruzado, el único de la primera etapa, por parte de Kordyk llega a la cabeza de Constanzo que logra conectar entre los dos marcadores centrales y su impacto se va lamiendo el travesaño.
Esta superioridad en las jugadas de riesgo debería señalar que Central Córdoba jugó bien, pero realmente no fue así ya que ninguna respondió a un dominio de balón y territorio por parte del local, sino más bien de la diferencia de jerarquía individual entre ambos planteles.
El segundo tiempo arrancó amesetado, Yupanqui se agrupaba atrás, casi no intentaba la contra y los Matadores de Tablada se enredaban cada vez más, hasta que a los 15 minutos ingresó Ortíz por Echezarreta, seguimos sosteniendo desde esta página que esa dupla de nueve más que ayudarse entre sí se complican, se superponen y que sería mejor jugar con un centrodelantero y un wing por afuera y nuevamente Ortiz nos da la razón ya que en la primera que tocó al minuto de haber ingresado se escapa por la punta derecha saca un fuerte centro al rastrón que manotea desesperado Ochoa porque a sus espaldas estaba Di Vanni sólo para convertir, pero su rebote le queda a Kaial que estampa el 1-0.
Adrián Tossi va ingresando de a dos jugadores hasta agotar todos los cambios pero el toque de Yupanqui muere en la intrascendencia ya que la línea de cuatro más el esfuerzo de Bracco Osella y Kaial en el medio frenaban todos los intentos.
A los 25 minutos Cuffaro ensaya otro cambio que resultará fundamental en la resolución del partido, sale el agotado Tolosa, aplaudido por la gente charrúa que en muy buen número se dio cita en el Gabino, hay muchas ganas de alentar a este equipo, e ingresa el recuperado Estanislao Ferrero, algo que me alegra sobremanera en este chico que tuvo que enfrentar lesiones que lo postergaron pero que tiene una fe y voluntad inquebrantable. Y a los 33 minutos sale un pase largo desde la defensa para Ferrero que encara por izquierda superando en velocidad y fuerza a los defensores, llega al borde del área, saca un remate furibundo que Ochoa logra desviar en gran esfuerzo pero el rebote le queda a Di Vanni y el gran goleador no falla poniendo el 2-0 final. Luego ingresa el pibe Barbosa, otro que me gustaría verlo más seguido en cancha y con más minutos de juego, que aportó salida rápida y se desempeñó muy bien en el tiempo que estuvo. Cómo siempre Cuffaro despreció realizar los cinco cambios pese a que había varios jugadores muy cansados.
A los 46 minutos y tal vez cómo para que también lo alabemos, Villanueva se mandó un atajadón ante un tiro fuerte y rasante que de no ser por él se metía contra el palo izquierdo.
Triunfo que sirve en lo matemático, tal vez sirva en lo anímico pero no estoy tan seguro que sirva en lo futbolístico porque resulta evidente que la prolijidad de Musso en la salida y la magia de Mustachi en la creación no ha podido ser reemplazada y Central Córdoba es hoy un equipo más de fuerza que de fútbol asociado. Por otro lado hay que señalar que Cuffaro Russo mantiene su invicto desde que se hizo cargo del plantel logrando 8 puntos sobre 12 posibles y da indicios de que esto apunta más a mejorar que a empeorar. Parece haberse quitado de encima ese yunque que definió bien Menotti al decir “cuando te acostumbras a perder cuesta mucho cambiar ese estado de ánimo”.
El Agrio - Pablo Adrián Strafaccio |
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