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  11-01-2025
 

El Mundialito: la cita de los campeones mundiales



 



Darío Ocampo, socio del CIHF

En los albores de los años 80, Uruguay se convirtió en el escenario de una de las competiciones más singulares de la historia del fútbol: el Mundialito. Un torneo donde los gigantes se enfrentaron y que, pese a su trascendencia, hoy vive en el olvido. Verdaderos choques de titanes acaecieron en un Uruguay cuya sociedad atravesaba un momento muy particular a inicios de la década del ´80.
Uruguay en 1980: dictadura, plebiscito y fútbol

A fines del año 1980 e inicios de 1981, en Uruguay transcurría el séptimo año de la última dictadura cívico-militar en el país oriental. Ésta fue una de características similares a otras de Latinoamérica -Argentina y Chile son dos ejemplos- en tanto ejecutoras de la Doctrina de Seguridad Nacional.

1 - Cómo se gestó el Mundialito: entre política y negociación

Con motivo del 50° aniversario de la Copa Mundial de la FIFA, se jugaría un torneo muy especial en el remodelado Estadio Centenario de Montevideo. Es que la casa del fútbol uruguayo había recibido, junto a otros estadios charrúas, el primer mundial de la FIFA. En principio, la idea era que se jugase en julio de 1980, pero dada la disputa de la Eurocopa y de la celebración de los Juegos Olímpicos de Moscú en el verano europeo, el certamen se programó para fines del mismo año e inicios de 1981.

2 - Si bien la dictadura local autorizó la realización del campeonato, dos años atrás se había negado a realizar este torneo. ¿Qué pasó entonces? Los gobernantes aceptaron que se llevase a cabo la disputa bajo una condición: no tener vínculos oficiales con ella. Es cierto que Yamandú Flangini, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y militar naval, trabajó en la organización del torneo, pero más importante fue otro hombre. Washington Cataldi, presidente del Club Atlético Peñarol, tenía especial influencia y a un gran contacto: João Havelange. Cataldi tenía un excelente vínculo con el por entonces presidente de la FIFA; es más, él le había conseguido la mayoría de los votos africanos en las elecciones de 1974 que pusieron al brasileño al mando de la FIFA a costa de la salida del inglés Stanley Rous del puesto.

Así las cosas, la idea se materializó en la constitución de un torneo amistoso internacional organizado por la AUF y respaldado por la FIFA.

La organización del torneo enfrentó un obstáculo crucial: la financiación. Sin precedentes similares, la incógnita sobre los derechos televisivos mantenía en vilo el futuro del evento. En principio, Angelo Vulgaris se haría cargo de encontrar la inversión. Sin embargo, al no conseguir la plata, el empresario griego residente en Uruguay fue junto a Cataldi a negociar con un tal Silvio Berlusconi. El italiano, un hombre que se hallaba deseoso de ingresar a los negocios, finalmente compró los derechos de televisación en Europa que resultaron la financiación fundamental para la realización del torneo.

Faltaba cada vez menos. Los días previos a este gran evento iban descontándose uno a uno. Pero justo un mes antes, la población uruguaya tenía una cita especial con la ciudadanía.

El plebiscito que marcó al Mundialito

Un mes antes del pitido inicial del Mundialito, Uruguay vivía otro momento decisivo: el plebiscito constitucional del 30 de noviembre de 1980, un evento clave para el régimen militar. Estaba en debate la reforma de la Constitución de 1967, con la toma de medidas como la prolongación de las autoridades en el poder y la aprobación a las eventuales normas que deseasen imponer; elecciones en noviembre de 1981 con un solo candidato a presidente que debía ser acordado entre los tres partidos políticos autorizados por entonces -el Partido Nacional, el Partido Colorado y la Unión Cívica- y la creación del Tribunal de Control Político que podría, “según su libre convicción”, destituir al presidente, ministros y legisladores.

El presidente de facto Aparicio Méndez indicó que votar a favor de esta reforma permitiría normalizar la situación sin comprometer lo hasta entonces hecho. Queda claro así que, más allá de lo concreto de la reforma, se buscaba legitimar el vigente mando en las urnas.

3 - Considerando todo lo dicho hasta ahora, podría pensarse que el torneo de fútbol estaba planificado como una continuidad a la legitimación que alcanzaría el gobierno en las elecciones y, en ese sentido, se aprovecharía la chance para acrecentar la aceptación del gobierno en la sociedad uruguaya y mostrar esto al mundo. De esta manera, el rendimiento de los futbolistas uruguayos se tornaba preponderante como capaz de favorecer a la propaganda política del gobierno vigente. Con el fin de destacar esto, podemos resaltar que los jugadores de la Celeste, conscientes de la importancia de su rol, fueron capaces de exigir un auto para cada uno como eventual premio en caso de ganar el campeonato.

A pesar de la no libertad de prensa, de la omnipresente propaganda a favor del “Sí” que presentaba al gobierno militar como el único garante de la estabilidad institucional, un futuro próspero y pacífico -esto es, capaz de evitar el regreso a los convulsos tiempos previos-, ganó la postura contraria a la militar, el “No” al plebiscito.

Este gran revés pudo invitar a los mandos militares a cancelar o posponer el torneo, que ahora se volvía un poco riesgoso como megáfono para la oposición. Tal vez por lo cercano a las fechas del acontecimiento deportivo según lo planificado; quizá por ya haberse efectuado la acreditación de periodistas de todo el mundo; acaso porque ya se habían vendido los derechos televisivos o porque, se supone, el propio gobierno de facto no tenía vínculos oficiales con el propio evento, no se cuestionó el desarrollo de la Copa de Oro de Campeones Mundiales.

4 - Los equipos

A cincuenta años de la primera Copa Mundial, todas las selecciones nacionales que se habían hecho con el campeonato fueron invitadas a formar parte de un torneo sinigual. ¿Quiénes fueron?

Uruguay quiere regresar a la gloria

5 - Uruguay, con dos alzamientos: Uruguay 1930 -la primera Copa del Mundo organizada por la FIFA- y Brasil 1950 -el resonante y memorable Maracanazo-. La Celeste no había clasificado a Argentina 1978, la última Copa Mundial jugada hasta entonces; y había conquistado un título por última vez en su casa, hacia 1967: el Campeonato Sudamericano.

El equipo celeste no parecía extremadamente fuerte, al ser compuesto por jugadores no muy conocidos en aquel momento. Aunque el centrocampista Paz y el rápido Venancio Ramos -ambos de Peñarol-; y el experimentado Morales y el emblema Victorino, campeones de la Copa Libertadores de América de ese año con Nacional de Montevideo, eran algunos de los nombres del plantel. El conjunto uruguayo, como anfitrión, no sufrió problemas de logística, contó con el apoyo de su apasionada hinchada y, además, se entrenó especialmente para este torneo.

Mezcla de juventud y experiencia en Italia

Italia, también con dos Copas del Mundo -Italia 1934 y Francia 1938-, sumaba ya doce años sin nuevos títulos: el último había sido la Eurocopa 1968 en casa. Pero la Nazionale había logrado una buena presencia en el último Mundial, donde alcanzó el cuarto puesto. Justamente con la mayoría de los jugadores que obraron esa respetable presentación en Argentina y con otros nuevos que buscaban un lugar entre los dirigidos por Bearzot, llegó la Azzurra a Uruguay.

Sin el capitán y guardameta Dino Zoff ni sus atacantes más prolíficos, como Paolo Rossi y Bruno Giordano -ninguno de los dos convocable tras el escándalo del Totonero-; aunque con Alessandro Altobelli -delantero de Internazionale-, Bruno Conti, mediocampista lateral y reciente campeón de la Coppa Italia con Roma, Roberto Pruzzo, atacante de ese equipo, y el joven mediocampista Carlo Ancelotti, Italia decía “presente”.

La Alemania campeona de Europa

6 - El equipo de Alemania Occidental ostentaba también dos estrellas: el Milagro de Berna, en 1954, y el triunfo en casa en 1974. Con el alzamiento de la Eurocopa unos meses atrás, Die Mannschaft dejó atrás un trago amargo: el subcampeonato continental de 1976. Los teutones terminaban de atravesar un cambio generacional con vistas al mundial de España 1982, con los siguientes futbolistas: el arquero Harold Schumacher, de Köln; los defensas Rainer Bonhof, que jugaba en Valencia, Hans-Peter-Briegel, de Kaiserslautern, y Manfred Kaltz, de Hamburger; Hansi Müller -centrocampista reconocido como el mejor de los sub-21 en el fútbol italiano- y Felix Magath, mediocampista de Hamburger; los delanteros Karl-Heinz Rummenigge, reciente campeón de la Bundesliga con Bayern München y máximo goleador del certamen, además de integrante del Once Ideal de la Eurocopa de ese año; Klaus Allofs, quien meses atrás se consagró campeón con Fortuna Düsseldorf de la DFB-Pokal -la copa alemana- y máximo artillero de la Euro 1980; y el gigante Horst Hrubesch, futbolista de Hamburger que convirtió el gol del triunfo en la Eurocopa y se había confirmado como una revelación del fútbol internacional.

Brasil, el máximo campeón de los mundiales

Brasil hace más de diez años era la máxima ganadora de la Copa del Mundo, con el bicampeonato entre 1958 y 1962 y el resurgimiento de un Pelé hecho leyenda en México 1970. A pesar de no contar con los pilares de calidad que eran Zico y Falcão, el Scratch tenía pocos cambios desde el tercer lugar en la Copa Mundial más reciente. Entre sus filas, grandes mediocampistas: Júnior, ganador del campeonato brasileño de Serie A con Flamengo y reconocido en el equipo ideal del fútbol brasilero de aquel año; Toninho Cerezo, integrante del equipo ideal local, distinguido como el mejor futbolista de la temporada su país y reciente ganador del campeonato Mineiro con Atlético Mineiro y Sócrates, otro integrante del dream team del fútbol brasilero que jugaba para Corinthians.

La ausencia inglesa

Inglaterra se consagró campeona mundial por única vez hasta ahora en su casa, hacia 1966, pero no se presentó: rechazó la invitación. La FA argumentó que los equipos ingleses no estarían dispuestos a enviar a sus jugadores tan lejos porque se estaban dando duelos decisivos en el fútbol local.

Argentina: campeones del mundo en transición rumbo a España ´82

El último y vigente campeón del mundo era Argentina y cruzaba el Río de la Plata para jugar este torneo de elite. Una era dorada atravesaba el balompié argento: en 1978 había logrado consagrarse con el título máximo en su casa y en 1979 había alcanzado el éxito en el Mundial sub-20. Ya clasificada a la Copa Mundial siguiente en carácter de campeona defensora, la Argentina, bajo órdenes de César Luis Menotti, estaba confeccionando su plantel para seguir en lo más alto.

7 - Entre sus hombres: el guardameta Ubaldo Matildo Fillol; Alberto Tarantini; la leyenda y capitán, apodado “El Káiser”, Daniel Alberto Passarella; todos campeones del mundo y vencedores del campeonato Nacional de 1980 en River Plate; los mediocampistas también ganadores en Argentina 1978 Américo Gallego, de Newell´s Old Boys, Osvaldo Ardiles, de Tottenham Hotspur de Inglaterra, y Daniel Bertoni, de Fiorentina de Italia. Y en el ataque, había hombres campeones del mundo juveniles como Ramón Díaz, de River Plate, y Diego Armando Maradona. El Pelusa, a sus 20 años, vestía la camiseta de Argentinos Juniors, era el máximo goleador del fútbol argentino y considerado por diversos medios como el mejor futbolista de Sudamérica. Además de los juveniles, dos atacantes de valor: el ariete de River Plate Leopoldo Jacinto Luque, campeón local a nivel clubes y campeón del mundo con la Selección, y la figura descollante del mundial pasado: Mario Alberto Kempes, el goleador de Valencia.

El invitado: Países Bajos

A falta de un equipo más, fue invitado Países Bajos. Con los subcampeonatos mundiales de Alemania ´74 y Argentina ´78, la Oranje se presentó con el defensor de 22 años John Metgod, de AZ ´67. Además, tres grandes centrocampistas, como los hermanos Willy y René van de Kerkhof -ambos, futbolistas de PSV- y Jan Peters, de AZ ´67. El atacante Kees Kist, máximo goleador de la Eredivisie con 27 goles gritados para AZ ´67, era la mayor esperanza ofensiva de los neerlandeses.

Un torneo breve pero memorable

Los seis equipos fueron distribuidos en dos grupos de tres integrantes cada uno. Cada conjunto jugaría dos partidos para definir al líder de su liguilla, que clasificaría a la final del certamen.

En el grupo A, Uruguay recibió a Italia y Países Bajos. En el B, Alemania, Argentina y Brasil libraron batalla.

Grupo A

Uruguay inicia con el pie derecho

8 - El 30 de diciembre de 1980, Uruguay enfrentó a Países Bajos por el primer partido del certamen. Morales recibió la pelota a metros del borde izquierdo del área chica. Esperó unos segundos, el arquero Pim Doesburg salió a achicarle y entonces jugó un pase corto al centro del área. Ramos la esquinó a la derecha con su botín izquierdo y convirtió el primer gol del partido. A los 31′, Uruguay tomó la ventaja y, aunque sufrió las poco profundas llegadas de la Oranje, volvió a gritar gol en el morir del primer tiempo. Waldemar Victorino se lanzó de palomita tras el envío del córner desde la derecha: palo y adentro. La Celeste, en los primeros 45 minutos, obtuvo una ventaja que resultaría incuestionable. En la segunda mitad del partido, llegaron nuevas ocasiones para ambos conjuntos, pero ninguna impactó en el marcador. Uruguay ganó 2 a 0 a los neerlandeses en el Centenario y empezó con el pie derecho, con dos puntos en el bolso.

Uruguay accede a la final

Ya al año siguiente, precisamente el 3 de enero de 1981, Uruguay fue a buscar la clasificación contra Italia. En los primeros minutos, el equipo europeo lució más incisivo, especialmente por Marco Tardelli. El mediocampista de Juventus disparó a larga distancia de derecha y el tiro se le fue muy alto; momentos después, corrió por la banda izquierda y mandó un centro que Altobelli capturó de zurda con una volea. Rodolfo Rodríguez contuvo el remate, pero la Azzurra no sacaba el pie del acelerador: Graziani cabeceó dentro del área y la pelota terminó en manos del arquero uruguayo.

En la segunda mitad, Rubén Paz recibió la pelota frente al arquero Ivano Bordon, pero le pegó desde muy abajo y desperdició la oportunidad. Sin embargo, Venancio, luego de amagarle a los defensores italianos, le dio una nueva chance a Paz. El delantero le pegó de primera con su pierna derecha, pero Bordon supo desviar el remate. La insistencia charrúa no paraba. Tal fue así que Morales, en una nueva incursión del anfitrión, fue derribado en el área y el árbitro español Guruceta Muro señaló penal. El propio mediocampista celeste se encargó del penal; pateó fuerte, a la esquina inferior izquierda, Bordon no llegó y el Centenario festejó.

Quedaban 20 minutos y un contraataque uruguayo fue detenido con dureza. El árbitro no lograba calmar a los jugadores de cada bando y expulsó al defensor uruguayo José Moreira y al lateral italiano Antonio Cabrini. Minutos más tarde, Rodríguez se quedó con la chance que Graziani pudo haber convertido en gol y sumó confianza.

9 - A falta de diez minutos, Venancio Ramos mandó un centro desde la derecha y Victorino controló la pelota con el pecho. Claudio Gentile, quien lo marcaba, no alcanzó a cerrarlo, el delantero uruguayo remató de zurda ante el cierre del defensor y el arquero italianos y firmó el pasaje a la final.

Uruguay clasificaba a la última instancia tras eliminar a Italia, que apuntó contra el colegiado. La expulsión de Tardelli, autor de una dura entrada sobre Morales, fue la última acción relevante en el Centenario que se enardeció tras atestiguar una nueva victoria de la Celeste.

Intrascendente empate entre los europeos

En el que sería anecdótico cruce entre neerlandeses e italianos, Ancelotti, a los 7′, abrió la cuenta con un buen remate de derecha desde fuera del área. 8 minutos más tarde, Peters, con otro tiro desde lejos, marcó el empate final.

Con un empate y una derrota para cada escuadra europea y dos victorias uruguayas, cerraba el grupo A que puso como finalista al equipo local.

Grupo B

Argentina bate al campeón de Europa

El 1 de enero de 1981 -sí, en año nuevo-, Argentina y Alemania inauguraron el grupo B. Rummenigge tuvo la primera chance clara con un remate bajo por la izquierda. La pelota se marchó apenas desviada y, minutos después, el hombre de Bayern München mandó un centro desde la derecha que hizo dar la pelota en la parte superior del travesaño antes de marcharse fuera. A pesar de esas fallas, los germanos tomaron la ventaja cuando Hrubesch cabeceó el centro enviado desde el córner por Müller. A los 41′, Alemania obtuvo la ventaja con la que se fue al descanso.

En el inicio de la segunda mitad Schumacher repelió un tiro cruzado de Passarella en el área y Fillol haría lo propio ante el fuerte remate que sacó Hrubesch desde un tiro libre a centímetros de la medialuna.

Diego Maradona Argentina v West Germany 1981

Argentina respondió con un remate desde el borde del área de Maradona que se marchó centímetros afuera y a través del derechazo de Tarantini que Schumacher contuvo con solidez. Minutos más tarde, Rummenigge volvió a tener una chance al meterse a toda velocidad al área argentina por la izquierda. Fillol se anticipó y achicó al atacante alemán que se vio obligado a intentar un tiro bajo que el arquero argentino despejó. A la brevedad, cuando quedaban cinco minutos, Passarella cabeceó el centro oriundo del córner, la pelota picó en el área y, mientras Schumacher se preparaba para embolsarla, el defensor Kaltz, al tratar de despejar el remate, tocó la pelota muy suavemente con su pie izquierdo y Argentina empató el partido.

El partido estaba igualado, pero Rummenigge volvió a inquietar a los dirigidos por Menotti. Otra vez driblando por la izquierda, entró al área, esperó la salida de Fillol y mandó un pase al centro del área que finalmente no encontró destino más que los pies de los defensores argentinos. El contraataque argentino fue letal: Ramón Díaz corrió por izquierda, penetró la defensa alemana por la derecha y recibió la pelota para darle de cachetada al primer toque y superar así el achique de Schumacher. Con ese gol, Argentina se quedó con los dos puntos del primer partido de su zona.

Un Clásico de las Américas emocionante

Tres días después, Brasil y Argentina protagonizaron un nuevo Clásico de las Américas. Ramón Díaz tuvo la primera aproximación con un remate desde la medialuna a la meta de Carlos, quien puso sus manos para desviar la pelota. Un poco más tarde, Maradona se metió al área por la derecha y, tras amagar frente a Oscar, sacó un remate bajo con su zurda. Carlos logró tocar la pelota, pero de todos modos terminó en la red brasilera, en gol argentino, a los 30´. Con ese resultado, la Albiceleste estaba clasificándose a la final del torneo.

11 - En el primer minuto del segundo tiempo, Paulo Isidoro, recién ingresado, estaba dentro del área y controló un centro desde un tiro libre por la izquierda con el pecho. Cuando entró al área chica, Fillol le salió al cruce y detuvo su remate con la izquierda. Brasil no bajó la presión y, tan solo un minuto después, Edevaldo capturó una pelota suelta en el área argentina con un derechazo. La pelota entró por el ángulo superior derecho del arquero argentino, que no encontró respuesta. Entre lágrimas de emoción, el lateral derecho de Fluminense le devolvía la vida al Scratch. Brasil parecía no encontrar freno y Toninho Cerezo, minutos después, corrió en soledad rumbo al enfrentamiento con Fillol. El arquero de River salió a achicar y obligó al brasilero a rematar desde la medialuna. El tiro de Cerezo dio en las piernas de Fillol y Argentina se salvó. Tiempo después, Maradona habilitó brillantemente al atacante Díaz con un pase filtrado de zurda a la izquierda. El golero Carlos fue rápidamente a barrer en el borde del área, Ramón lo eludió, controló ya cerca del arco y le pegó de cachetada con el pie izquierdo. La pelota pegó en el primer palo y la gran oportunidad argentina se diluyó. Pero tiempo después, Maradona volvió a asistir con un pase en profundidad al riojano. Díaz recibió en el área, superó a Carlos con el control y definió de zurda. La pelota se fue muy alto del descuidado arco brasilero y el empate se mantuvo en el marcador.

Luego del pitido final, los jugadores argentinos y brasileros sellaron el empate con una trifulca que continuaría en los vestuarios.

Brasil vapulea a Alemania y clasifica a la final

El último encuentro que enfrentó a alemanes y brasileros solo tenía a los sudamericanos con chances de pasar de fase: debían ganar y por más de un gol para eliminar a los argentinos. Pese a varias llegadas brasileras, Klaus Allofs convirtió el primer gol del partido. Lo hizo al aprovechar el centro bajo de Hansi Müller a los 54′. Alemania pasaba al frente, favorecía a la Argentina y obligaba a Brasil a convertir al menos tres goles.

12 - La Canarinha empató con el remate de tiro libre de Júnior. La pelota se clavó en el ángulo superior izquierdo de Schumacher, cuyo vuelo no bastó para imponerse a la pegada del lateral izquierdo de Flamengo. Solo cinco minutos después, Cerezo remató un centro desde la derecha con una volea que puso el 2 a 1 para Brasil. La Verdeamarela estaba a un gol de acceder a la final y a falta de quince minutos logró gritarlo gracias a Serginho. Con los europeos sin motivación alguna y los brasileros consagrándose en la alegría, no quedaría lugar para otra cosa más que el cuarto tanto del Scratch, el desquite de Zé Sérgio.

Tras golear 4 a 1 a Alemania, Brasil eliminó a Argentina y se clasificó a la final de la Copa de Oro.

Final

La final de este torneo especial se disputó en el Estadio Centenario de Montevideo, el 10 de enero de 1981.

Uruguay salió aquella tarde con un cambio en la formación, Víctor Diogo ingresó por Moreira, suspendido. La Celeste estaba en el último duelo del Mundialito y bajo la dirección técnica de uno que sabía de hazañas: Roque Máspoli, el arquero uruguayo en el decisivo duelo del Mundial de 1950, en el Maracanazo. 31 años más tarde, enfrentaba a Brasil en su casa y con la posibilidad de ganar un torneo muy especial.

El primer tiempo fue dominado por el equipo brasilero. Los uruguayos se mantuvieron en la retaguardia, dispuestos a explotar el contraataque. Al término de los primeros 45 minutos, el marcador señalaba el empate sin goles.

13 - En la segunda mitad, De la Peña, lesionado, salió de la cancha reemplazado por Barrios. El “Chifle” siguió la jugada individual de Rubén Paz y recibió la pelota justo delante del arco brasilero. Con su toque, abrió el marcador. Con solo 19 años de edad, hizo rugir al Centenario en el grito del gol contra Brasil en la final del Mundialito. A los 50′, Uruguay ganaba 1 a 0.

Sin embargo, apenas diez minutos más tarde, Brasil tuvo encontró una chance en el tiro desde los doce pasos. Sócrates se hizo cargo del penal y, con un tiro a la derecha, convirtió el empate en Montevideo a los 62′. De esta manera, los tres veces campeones del mundo se comprometían en la búsqueda de la Copa de Oro.

A diez minutos del final, con el Centenario expectante, Ramos lanzó un centro desde la derecha, al ejecutar un tiro libre. En medio del desconcierto de la defensa brasileña, Waldemar Victorino apareció como un relámpago y puso su cabeza para enardecer Montevideo. Uruguay, ausente en la Copa Mundial de 1978, se adueñó de la Copa de Oro y volvió a decir “presente” entre los grandes del fútbol mundial.

El legado del Mundialito

Si bien el por entonces presidente de la FIFA João Havelange alegó que el fútbol y la política no debían mezclarse, hay opiniones distintas ante la pregunta de si el gobierno apoyó o no el torneo.

Tal vez, pueda considerarse a este torneo como un buen espejo del clima social del Uruguay de aquel tiempo, a siete años y medio de iniciada la dictadura militar y cuatro años antes de su fin. Es que, más allá de los resultados de la votación del plebiscito, los triunfos y la celebración popular al grito del “Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar” sirven de imagen de aquel momento de la sociedad uruguaya, alrededor del inicio de unos nuevos buenos tiempos para el fútbol uruguayo.

El Mundialito de 1980, acompañado por la conquista de Nacional en la Copa Libertadores, marcó el inicio de una década que devolvió al fútbol uruguayo su sitial de honor en el panorama internacional. En esta década, la Celeste, aunque ausente del mundial del ´82, volvió a ganar la Copa América tras 16 años en 1983 y revalidó el título en Argentina 1987. Además, los charrúas volvieron a una Copa del Mundo después de 12 años, al pisar México en 1986. Su regreso acabó en los octavos de final, donde caería ante la futura campeona Argentina. Los uruguayos se tomarían revancha en la Copa América de 1989, al dejar sin chances a la Albiceleste en el grupo final. Después de todo, acabaron subcampeones del torneo jugado en Brasil que quedó en manos del anfitrión.

A nivel clubes, Peñarol volvió a la cima de América al levantar su cuarta Copa Libertadores en 1982 y obtuvo su tercer título de campeón intercontinental tras derrotar a Aston Villa en Tokio. Los Carboneros volvieron a figurar en el primer plano, al llegar a una nueva final de Libertadores al año siguiente, donde cayeron frente a Grêmio. En 1987, Peñarol volvió a gritar campeón de América tras vencer en una emotiva final a América de Cali. En 1988, Nacional conquistó el continente por tercera vez, cuando superó a Newell’s Old Boys.

El Mundialito de 1980 no solo fue un torneo de fútbol único en su concepción, sino también en relación al contexto político y social. Para Uruguay, significó un retorno triunfal a la élite del deporte, marcando el inicio de una década de éxitos internacionales.

Fuentes

Bednarik, S. (2007). Mundialito. Coral Cine. https://www.youtube.com/watch? v=gyrWWGGF-9Q
Ciao. (2022 1). la copa de oro 1980. Ciao. https://www.youtube.com/watch? v=yqJ_UTYe0aI
Eduardo Bolaños-conmebol.com. (2014). Mundialito Uruguai 1980/81 (Primeira Parte).
https://www.conmebol.com/pt-br/noticias-pt-br-2/mundialito-uruguai-198081-primeiraparte/
Eg, J. I. P.-R. (2011, Summer 2). LA OTRA CARA DEL MUNDIALITO.
https://www.elgrafico.com.ar/articulo/1088/3348/la-otra-cara-del-mundialito
Luis Prats-Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo (AHIFU) (Ed.). (n.d.). A 40 años de la Copa de Oro, un título único. AHIFU.
https://www.auf.org.uy/a-40-anos-de-la-copa-de-oro-un-titulo-unico/
Manero, C. D. (2013). Futbol y dictadura en Uruguay: el Mundialito desde Bourdieu y Elías. ALESDE, 3(2), 4–14. https://revistas.ufpr.br/alesde/article/viewFile/33237/22393
Martín Tabeira for the Rec. Sport. Soccer Statistics Foundation. (2006). Mundialito 1980 (Montevideo, Uruguay). https://www.rsssf.org/tablesm/mund80.html
Varela, L. (1980). A los Ganadores no se les Pone Condiciones. Coordinadora Uruguaya de Cine y Video. https://www.youtube.com/watch?v=0C-gr8j_ayU
Wikipedia contributors. (n.d.-c). Campeonato Sudamericano 1967. Copa de Oro de Campeones Mundiales. Copa Libertadores 1980. Plebiscito constitucional de Uruguay de 1980. Stanley Rous. Toninho Cerezo. Wikipedia, The Free Encyclopedia.
Wikipedia contributors. (n.d.-f). Coppa d’Oro dei Campioni del Mondo. DFB-Pokal 1979- 1980. Diego Armando Maradona. Júnior (calciatore 1954). Bola de Prata. Karl-Heinz Rummenigge. Kees Kist. Leopoldo Luque. Ubaldo Fillol

 

 





Autor: Redacción de TodosUnoTV
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