Todos desbordaban. Mirko Coronel, Pablo López, Lucas Brizuela, Ignacio Huguenet, entre otros, hicieron de los costados un campo de batalla en el que fueron imparables y por el cual construyeron su superioridad. Desde allí lanzó mortíferos centros que no dejaron respirar a Ituzaingó, que se vió cada vez más exigido y sin posibilidad de jugar.
Por este motivo, se agigantó la figura del guardameta Jorge Luque, que protagonizó cuatro atajadas clave a quemarropa que le dieron, en ese momento, vida a su equipo. El León, vía Rodrigo Soria, convirtió el primer tanto del encuentro y se puso dos goles arriba en la serie, pero en el juego siguió siendo superado y rápidamente sufrió el descuento de Mirko Coronel, de un centro por derecha. Con esa misma fórmula, siete minutos más tarde Camioneros empataría la serie gracias al cabezazo de Nicolás Sainz.
Con momentos donde casi no llovía ―toda una novedad para la serie― El Camión e Ituzaingó se fueron al entretiempo empatados en el global. Luego de un gran primer tiempo, el segundo fue muy chato. Ambos jugaron con el resultado en la cabeza, y el encuentro parecía destinado a irse a penales antes de que Nicolás González apareciera en su vuelo, de palomita, para empujarla con la cabeza y desatar la locura total. Todo esto después de otro centro proveniente de la derecha, pero esta vez de Matías De Jesús.
Menos de dos minutos pasaron entre ese cabezazo y el festejo alocado, con la gente de las tribunas que invadió la cancha y la hizo suya. Pocos jugadores zafaron las casacas o los shorts, muchos más pudieron llevarse las medias. Los hinchas entraron y no salieron más, se quedaron al festejo, se sacaron fotos con Pablo Moyano y festejaron alocadamente. Todos se fueron por lógica, pero allí quedarán en el recuerdo de ese día, en el final innecesariamente sufrido, en la desesperación de pensar en los penales al grito desaforado. Todo se quedará allí.
Tres goles de cabeza le convirtieron a Ituzaingó, con los centros que cayeron desde la misma zona. Un problema para solucionar de cara a la pelea por el segundo ascenso.
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180 minutos bajo lluvia. Poca o mucha, con viento fuerte o sol, la final de La Primera C por el ascenso entre Camioneros e Ituzaingó estuvo marcada completamente por el clima desfavorable. En el Carlos Alberto Sacaan le jugó una mala pasada al Camión y lo dejó en desventaja en el global, pero en el Hugo Moyano pareció soplar siempre a favor del local.
Camioneros dominó casi todo el encuentro. Presionó en las salidas por abajo de Ituzaingó, robó en zonas altas de campo de juego y, principalmente, ganó siempre por los costados. Si hubo un lugar por el cual los de Federico Urciuoli complicaron al León Verde fue por las bandas.
Todos desbordaban. Mirko Coronel, Pablo López, Lucas Brizuela, Ignacio Huguenet, entre otros, hicieron de los costados un campo de batalla en el que fueron imparables y por el cual construyeron su superioridad. Desde allí lanzó mortíferos centros que no dejaron respirar a Ituzaingó, que se vió cada vez más exigido y sin posibilidad de jugar.
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Por este motivo, se agigantó la figura del guardameta Jorge Luque, que protagonizó cuatro atajadas clave a quemarropa que le dieron, en ese momento, vida a su equipo. El León, vía Rodrigo Soria, convirtió el primer tanto del encuentro y se puso dos goles arriba en la serie, pero en el juego siguió siendo superado y rápidamente sufrió el descuento de Mirko Coronel, de un centro por derecha. Con esa misma fórmula, siete minutos más tarde Camioneros empataría la serie gracias al cabezazo de Nicolás Sainz.
Con momentos donde casi no llovía ―toda una novedad para la serie― El Camión e Ituzaingó se fueron al entretiempo empatados en el global. Luego de un gran primer tiempo, el segundo fue muy chato. Ambos jugaron con el resultado en la cabeza, y el encuentro parecía destinado a irse a penales antes de que Nicolás González apareciera en su vuelo, de palomita, para empujarla con la cabeza y desatar la locura total. Todo esto después de otro centro proveniente de la derecha, pero esta vez de Matías De Jesús.
Menos de dos minutos pasaron entre ese cabezazo y el festejo alocado, con la gente de las tribunas que invadió la cancha y la hizo suya. Pocos jugadores zafaron las casacas o los shorts, muchos más pudieron llevarse las medias. Los hinchas entraron y no salieron más, se quedaron al festejo, se sacaron fotos con Pablo Moyano y festejaron alocadamente. Todos se fueron por lógica, pero allí quedarán en el recuerdo de ese día, en el final innecesariamente sufrido, en la desesperación de pensar en los penales al grito desaforado. Todo se quedará allí.
Tres goles de cabeza le convirtieron a Ituzaingó, con los centros que cayeron desde la misma zona. Un problema para solucionar de cara a la pelea por el segundo ascenso. |
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| Autor: |
Redacción de TodosUnoTV |
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