Fecha 8 del torneo de la C, y Central Córdoba viaja al estadio Roque Martín en Loma Hermosa para enfrentar a un entonado J.J.Urquiza que ha marcado 16 goles en 7 partidos y es una de las instituciones que tienen serias pretensiones de ascender.
El Roque Martín es un estadio muy particular, porque tiene tribunas tan sólo detrás de un arco y en uno de sus lados unas muy precarias y bajitas, pero el campo de juego es de las medidas más grandes de la categoría y presenta un césped en excelente estado.
El DT Charrúa, Diego Pavoni, decidió una sola variante en relación al partido anterior, el ingreso de Piccinini por Alexandro Fernández. En cuanto a la estrategia, lamentablemente insiste con la línea de 3 con Ramírez Lechner y Bogino con Duré y Senra haciendo los carriles, Sierra de 5 con Atardo y Madero a sus costados para asistir a los delanteros Príncipe y Piccinini,
No quiero ser repetitivo pero ya no sé cómo decir que en mi opinión éste es un sistema que trae más problemas de soluciones, que confunde más a los jugadores propios que a los adversarios y lo veo reflejado en que nuevamente el CC arrancó el partido totalmente desconectado, cómo si nadie supiera que era lo que tenía que hacer. Una postura así de ocurrir en un partido puede hablarse de que el equipo entró dormido, cuándo se da tan seguido se trata de que los jugadores no entienden, ni se identifican, ni se sienten cómodo con el sistema.
Central Córdoba jugó los peores 45 minutos desde el inicio del torneo y no hablo de qué jugó mal, JUGÓ HORRIBLE, nunca encontró la marca ni logró enhebrar nada positivo en el apartado de la creación. Los muchachos del celeste tocaban la pelota a su antojo, anticipaban siempre y ganaban todas las divididas. Ya al minuto de juego una veloz jugada por izquierda de Alan López, centro atrás y cuando ya parecía gol salvó el siempre voluntarioso Piccinini, un jugador que la hinchada resiste injustamente porque no encuentra el gol, sin tener en cuenta que el CC no genera muchas jugadas que lo pongan de cara a la red adversaria. A los 5 minutos hay una respuesta del Charrúa, su mejor jugador de campo del partido, Senra, escala por izquierda y tira algo que sólo él sabe si pateó al arco o quiso tirar el centro pero lo cierto es que se metía en el ángulo pero un manotazo del arquero Álvarez la saca sobre el travesaño.
Con éstas dos jugadas pensamos que el partido sería ida y vuelta, pero tan sólo fue de ida y el dominio de J.J. fue total. A los 10 minutos mano a mano del grandote centrodelantero Antony Alonso que salva Colombo al borde del área pero el árbitro Jonathan Barrios sancionó una falta que no vi. La ejecución a cargo de Sergio Alfonso que le pega con una comba perfecta, el balón se estrella en el travesaño y Tabares aprovecha el rebote para ganarles a todos los defensores charrúas que se miran entre ellos en lugar de a los rivales y de cabeza pone el 1-0. De allí en más nos volvimos a convertir en el Deportivo Colombo, una y otra vez el longilíneo arquero evitó que los nos fuéramos a los vestuarios con un número mayor de goles en la mochila. La mejor de todas fue al minuto 29 cuando le patearon un balinazo, se volcó a su izquierda y la rebotó, otra vez llega un delantero antes que nuestros defensores y le vuelven a patear al borde del área chica y Colombo se semipara y arrojándose ahora a su derecha vuelve a salvar el gol.
Todo parecía indicar que era sólo cuestión de tiempo para que Urquiza marque el segundo gol y cierre el partido, pero a los 39 minutos se produce una jugada bisagra, Nahuel Rivero le comente una falta de atrás en el medio campo a Madero, totalmente innecesaria y en forma inocente, porque ya tenía una amarilla, se gana la segunda y la consiguiente tarjeta roja.
En el entretiempo Pavoni decide, por suerte, romper la línea de 3 o 5, según cómo se mire. Ingresa Alexandro Fernández y sale Duré que mostraba una molestia en su pierna derecha, volcándose Ramírez al puesto de 4.
Comienza otro partido, totalmente diferente a lo visto en el primer tiempo. La defensa charrúa se afianza y ordena, con un medio campo de jugadores de buen pie se apoderan de la pelota y el terreno, el fútbol fluye y el empate llega enseguida, a los 4 minutos, con una muy buena jugada de los Azules de Tablada en que sale Bogino el fondo, juega con Sierra, hay varios toques y circulación, la pelota llega a Madero por izquierda, la pone magistralmente en cortada para Príncipe, que pica llega al fondo, toca atrás y Atardo convierte con el arco a su merced y Álvarez vencido. Luego del empate el dominio rosarino fue total, pero se vió nuevamente afectado por su falta de definición. Resulta difícil de explicar cómo los mismos que están jugando bien se cieguen en el tramo final y siempre elijan mal. Central Córdoba intenta llegar por afuera, pero tal vez con la excepción de Príncipe los que llegan por la punta le apuntan al primer palo o sacan el tiro cruzado cuando tienen para descargar atrás a uno o dos jugadores, uno de los que más cae en éste error es Atardo que debería comprender que logró anotar el empate gracias a la generosidad de Príncipe que tiró el centro atrás. No estoy hablando de una o dos jugadas aisladas sino en todas y la gran víctima aquí es Piccinini que mira cómo sus compañeros no se la dan y la tiran afuera desde ángulos muy cerrados, lo dije antes, la gente se enoja con El Flaco pero luego ingresa Monzón y sufre lo mismo o va Fernández de 9 cómo el partido anterior y es igual.
Pavoni, en mi modesta opinión, debe abandonar la línea de 3, sistema que ya he visto como se ha comido muchos técnicos en varios equipos y trabajar mucho la mentalidad de los delanteros que comprendan que para el equipo es tan importante el que asiste como el que convierte.
El titulo de la presente nota señala lo importante de este empate de visitante, que puede mirarse como justo ya que cada uno tuvo un tiempo de dominio y no supo aprovecharlo, pero la importancia se consolida como tal siempre y cuando ganemos en el Gabino Sosa, el cumplimento de la siempre respetada Media Inglesa.
El Agrio - Pablo Adrián Strafaccio |
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