Primera fecha del Clausura de la C y Central Córdoba recibe en el Gabino Sosa a Liniers que llega agrandado luego de su triunfo como visitante contra el Deportivo Italiano.
Encuentro de difícil análisis por los interrogantes que dejó a su finalización, ¿Cómo puede ser que un equipo salte de haber jugado, nada menos que contra el campeón, el mejor partido del torneo a jugar el peor en tan sólo 7 días contra un rival recientemente ascendido y que ocupa la posición 13 sobre 19 participantes? ¿Qué pasó, qué faltó?, veamos.
Al inicio se lo vió bien al Charrúa, tratando de jugar el balón a ras del suelo y llegando con toques y rotación, tal la impronta que pretende darle Malvestitti en esta nueva etapa. A los 3 minutos se conectan por derecha Gómez y Parodi, el ex Armenio llega al fondo, centro alto conectado González que se va por sobre el travesaño. A los 10 minutos Parodi juega hacia atrás para Giroldi, saca el zapatazo al medio campo, traba y gana Carrera contra Torres, toca para Sarco quien pone pase al vacio para Goméz, gana en velocidad, centro bajo y Di Vanni a la carrera toca sutilmente el balón cambiándole el palo al espigado Peyrous para poner el 1-0.
Todo parecía a pedir del elenco rosarino y daba la impresión que tendría una tarde tranquila, pero de manera increíble El Charrúa se duerme y nunca mejor utilizado éste término. Pareciera como si los jugadores hubiesen dicho, listo ya cumplimos, la hora referí que me quiero ir a tomar unos mates con la patrona. Perdió cada pelota dividida, contra un Liniers que apurado por el resultado apretaba la salida y al medio campo, los muchachos de azul en vez de romper la presión con toques de primera, tal como marcan los libros, cada vez que tomaban la pelota la retenían hasta que se la quitaran. Quedó demostrada la importancia que tiene Bautista Carrera en el funcionamiento de Central Córdoba, en el sentido de que cuando él juega bien todo el CC juega bien y que cuando juega mal lo del CC se acerca a lo horrible y Bauti tuvo una tarde negra, él que siempre aporta claridad en el medio esta tarde sólo aportó confusión, siempre giró para el lado contrario que le pedía la jugada, erró pases en la corta y demoró cuando debía sacar rápido la contra. Esta confusión también se dio en defensa, que si bien rechazaba todo intento del visitante tomaba la pelota y la devolvía al adversario, estaban todos distraídos y se lo veía a El Chueco vociferando desde la línea de cal, haciendo claros gestos para que el equipo despertara.
Frente a este panorama se perdieron los tres de punta porque nunca le volvió a llegar un pase preciso, además, en mi modesto entender, quedó una vez más demostrado que González y Di Vanni no pueden jugar juntos, los dos son 9 de área y no tienen aceitado quien entra a la misma y quien sale así que o se molestan o llega un centro largo y no están ninguno de los dos. Di Vanni con su experiencia logra a veces aprovechar las puntas, pero Nico no puede jugar por las bandas y mucho menos tirarse unos metros atrás porque literalmente se pierde en la cancha.
Quedó la esperanza de que en el entretiempo los jugadores rosarinos comprendieran, vía el mensaje de Malvestitti que en su rostro y gesticulación se le notaba el enojo por el desempeño, pero no fue así, parecía que los muchachos del Matador de Tablada ingresaron bostezando y a medio despertar. A los 7 minutos Liniers se pierde el empate mediante un tiro libre cruzado y al ras que atravesó toda el área chica y ante la mirada impávida de los defensores, 2 jugadores celestes no lograron empujarla a las mallas. Así continuó el encuentro hasta el minuto 33, obliga aclarar que desde el gol a los 10 del primer tiempo a este fatídico minuto del segundo el CC sólo ensayó un tiro al arco fruto de una lucida acción individual de Sarco que de contra por la izquierda engancha, mete caño, pisando área quiso dar la comba lejos del arquero y se fue sobre el travesaño, pero estábamos en el minuto 33, sale Central Córdoba vía Giroldi con los pies, quiere meter un pase largo pero patea pelota y piso levantando una nubecita de polvo, se resiente de su pierna derecha, la jugada continúa y llega un córner para Liniers, Giroldi se tira al suelo para ser atendido, cerca se estuvo que lo tuviesen que cambiar pero Matías es de fierro y decide continuar, se ejecuta el córner y Occhiato cabecea en inexplicable soledad poniendo el empate que Liniers hacía rato merecía.
Recién entonces dio la impresión que los jugadores charrúas comprendieron que el partido no estaba terminado y se lanzaron en búsqueda del tesoro perdido. Ingresó Barboza por Sarco y el pibe entró bien, decidido y encarador, de un impecable pique suyo por izquierda llegó un centro que Formichelli apenas logra desviar, la pelota cae en dónde estaba Gómez y con un defensor que lo atora saca una buena volea que se va cerca del ángulo, era el minuto 47 y todo parecía terminado, pero quedaba una sorpresa más, en el minuto 49 se escapa Occhiato por izquierda, le gana a tres jugadores de azul que lo rodeaban llega al fondo saca el centro atrás, disparo a la carrera de Gridel, San Matías que logra rechazar y Chacón remata cruzado, es gol, pero la lineswoman acierta en levantar la bandera porque increíblemente Occhiato luego de tirar el centro en vez de volver se paró sobre la raya de gol en evidente orsay pero además anuló toda posibilidad de que se la considerara posición pasiva porque en vez de salir de la jugada o achicarse saltó tratando de cabecear una pelota que entraba igual, aunque usted no lo crea.
Final del partido, silbidos en la tribuna, caras largas y piernas pesadas en la salida del equipo, un plantel al que alabé constantemente su compromiso con el proyecto más allá de jugar bien o no, pero ahora es justo decir que eso en este partido no se vio sino que se vio a un equipo que estaba en otra, cómo si después del incentivo que significó enfrentar al campeón para este encuentro le hubiese faltado ese incentivo. De esta sensación sólo se salvaron Giroldi, Gómez, Di Vanni y Boggino quien fuera el mejor jugador del CC.
Ahora sólo queda esperar que este trago amargo sirva de experiencia para que no se vuelva a repetir, seguimos esperanzados en el proyecto Malvestitti, que con tan sólo recordar todo lo que ponía en la cancha en su época de jugador pienso que todavía debe estar gastando bidones de shampoo en necesarios lavados de cabeza y ver cómo se amoldan las incorporaciones. |
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