En el Charrúa rosarino finalizó la etapa Juan Rossi y el lunes comienza la de Edgardo Malvestitti como DT. El muy querido Chueco quien vistiera la azurra para lograr uno de los Campeonatos más añorados por la parcialidad ya que significó el ascenso al Nacional B.
No es una tarea fácil la que le espera ya que este equipo necesita ser reconstruido desde lo futbolístico y lo anímico, pero confiamos en que con la personalidad y garra que puso de manifiesto cada vez que entró al campo de juego defendiendo los colores del Matador de Tablada va a lograr los objetivos que todos esperamos, que ascienda y despliegue el buen fútbol que históricamente distinguió a Central Córdoba.
El partido de hoy no puede analizarse sin tener en cuenta que se trató de una transición, valientemente encarada por Leandro Grech pero que no contó con más de un par de prácticas y le tocó enfrentarse a uno de los mejores equipos del torneo que hoy se encuentra a un punto del líder, Berazategui aunque éste último recién completa la fecha el día lunes.
Pese a las ausencias por lesiones y suspensiones con las que llegó a esta fecha se animó a encarar una postura ofensiva, incluyendo lucha y manejo en el doble cinco formado por Carrera y Alegre, un tridente más adelante con Gaitán por izquierda, Kaial en el medio como un media punta y Sarco por derecha, para acompañar al muy sacrificado Nico González como referente de área.
Por su parte Real Pilar planteó un esquema similar con la subida permanente de sus marcadores de punta Lalo Pérez y Colombo para engancharse al buen manejo de López y a la peligrosidad de Grego y Tossi por las puntas para asistir a su número 9 el tanque Tabone.
El partido se hizo peleado en el medio con muy pocas llegadas con peligro para dos seguros arqueros como Giroldi en el local y Adasme en la visita. En este contexto quien sacó una dosis de ventaja fue el Real al que se le anuló un gol a los 17 minutos cuando de un peligroso centro de Colombo, Tabone se arrojó al piso para poner el 1-0 de cabeza pero el muy flojo Porticella sancionó un más que dudoso orsay de no sabemos bien quién.
Para el inicio del segundo tiempo Grech dispuso el ingreso de Ríos por Osella pasando Saucedo a jugar de cuatro, no sabemos si el cambio se debió a alguna merma física pero lo cierto es que si bien se perdió poderío aéreo en ambas áreas se ganó proyección por las bandas, algo inexistente en el primer tiempo. Desgraciadamente para el Charrúa muy temprano, a los 6 minutos de un tiro libre favorable al Real llegó un centro llovido al corazón del área que inexplicablemente encontró sólo a Tabone que pese a que la pelota le quedó atrás logró dominarla y vencer la desesperada salida de Giroldi para poner al frente a la visita.
El técnico interino charrúa se jugó por el ingreso de un delantero, Ferrero por uno de los volantes centrales, Carrera y se vieron los mejores momentos del equipo rosarino que logró con más voluntad que fútbol arrinconar a su rival, incluso estuvo a nada de empatar el partido cuando Alegre puso un pase en cortada para González, a mi entender el mejor jugador de Central Córdoba en el partido, éste picó hacia el área y cuando le salía el marcador central Rodríguez tocó hacia la izquierda para la entrada de Gaitán que sacó un tiro cruzado que Adasme salvó de milagro con los pies, el rebote le quedó a González que había seguido la jugada y su disparo junto al palo derecho parecía gol pero el arquero realista se arrojó y la pelota le rebotó en el pecho.
No pudo dar vuelta la situación el Charrúa pero quedó como positivo el ver que el compromiso de los jugadores con el equipo sigue intacto. Ahora no es tiempo de pedirle milagros al técnico entrante, sino darle el oxigeno necesario para que en los 5 partidos restantes logre rearmar el rompecabezas y guardamos esperanzas de que lleguen al club un par de refuerzos de jerarquía.
Estamos esperanzados. |
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